
A LOS PADRES DE UN NIÑO EXCEPCIONAL
En el hogar, la protección excesiva conduce a la dependencia del niño, principalmente en el caso del discapacitado. Debemos enseñarle a desenvolverse por sí solo en su rutina diaria: en la práctica de hábitos higiénicos, en el vestirse, alimentarse, adiestrarse en las faenas doméstica, etc., y así evitar convertirlos en una carga para la familia. Si los consentimos y mimamos en demasía, si no se les corrige y se les guía, se transformarán en tiranos del hogar. Tratémosle con el mismo afecto y comprensión con que tratamos a los hijos normales; sólo que no esperemos igual progreso en el desarrollo de uno y de otros. Aceptémosle tal cual es, con sus fallas y sus habilidades, Ayudémosle a desarrollar a lo máximo su potencial de capacidades.
Enseñémosle cada día una nueva destreza, un nuevo vocablo, una nueva buena acción. Con el ejemplo diario, lo estamos cultivando en forma imperceptible; pero efectiva. Si en la mesa de su hogar, el niño ve a sus familiares conducirse correctamente, él hará igual, aprenderá a desenvolverse en casa y en el restaurante. Si ve despliegue de cortesía a su alrededor, aprenderá a ser cortés; si ve amor y respeto en su hogar, aprenderá a querer y a respetar. El será un espejo de nuestras conductas.
Como todo ser humano, este niño es sensible al halago, al cariño, al amor, lo que debemos aprovechar para alcanzar mayores logros en él. Una sonrisa, una mirada de aprobación, unan muestra de cariño le dice tanto, que basta para hacerle feliz.
Dra. Hermelinda C. de Varela
Primera Vice-Presidente de la Asociación Pro-Niños Excepcionales de Panamá
